Hace mas de 10 años reflexionabamos sobre la posibilidad de reformar la Constitución Nacional.
Basicamente, planteaba que una reforma no es mala ni buena, pero es algo muy importante para dejarla solo en manos de los políticos. La reforma de 1994 se la dejamos a los políticos y casi 30 años después estamos pagando las consecuencias, con algunas buenas incorporaciones, otras que quedaron en anhelos de buenas intenciones y otras con fracasos rotundos.
10 años después de aquel artículo, hoy estoy convencido que es necesario una reforma constitucional porque nuestro actual diseño de poder tiene a mi criterio incidencia directa en el problema en el que estamos metidos. Pasamos por una crisis, la del 2001. Y aún estamos convencidos que es solo por mala praxis económica, que seguro tiene muchísima incidencia, pero veo una gran pereza en pensar el diseño de poder constitucional.
Lo que vengo aquí a plantear; es que la inflación, nuestra economía con ese vínculo tóxico con dólar y la Constitución Nacional están vinculados entre sí porque el diseño de poder político parece no estar funcionando. El problema económico, es esencialmente un problema político y la Constitución Nacional da algunas pautas de solución o conflictos a este poder político.
Una elección cada dos años, es un real problema para la coyuntura político económica Argentina. Donde todo parace que tiene mucho vertigo, pero si miras con perspectiva, hace 100 años que discutimos las mismas cosas. La Constitución Nacional obliga al Poder Ejecutivo a estar en campaña permanente (y en consecuencia a la oposición). Lo sabemos, si están en campaña, no pueden estar en la gestión, y si están en campaña, hay decisiones de gestión que no se van a tomar por cálculo electoral. Qué política pública a nivel nacional se puede poner en marcha seriamente en 16 meses. Te la respondo: NINGUNA.
Entonces una solución podría ser la de extender el tiempo del Presidente a 6 años y por cierto no tengo problema que la reelección sean indefinida, podría argumentar mas profundamente esto, pero sigo pensando en un diseño de poder y con re-elección indefinida no sometés al Poder Ejecutivo al mandato del pato rengo, en un contexto que la debilidad política en Argentina tiene un alto costo que paga el ciudadano/a.
Nada se puede discutir seriamente en el Congreso porque nuestro diseño constitucional establece que las sesiones son del 1 de marzo al 30 de noviembre (art. 63 CN). Seamos gráficos, 16 meses de sesiones ordinarias en un período de 24 meses. No es casual, no es meramente estadístico que en los años de elecciones el poder ejecutivo el Congreso esté prácticamente paralizado. Insisto, nadie parece correlacionar la falta de actividad parlamentaria, con la crisis económica. El problema siempre parece otro, pero esta ahi.
No se cuantos pasajes de avión tiene cada legislador por mes (y eso no esta mal), lo que no tiene sentido que en pleno Siglo XXI, incluso con antecedentes que se puede sesionar virtualmente, los legisladores tengan sesiones ordinarias durante solo 8 meses! Queres dar enero de vacaciones, demos enero, pero se deben extender el período de ordinarias y el mandato de los diputados sin perjucio de que es hora de sacarse la careta y actualizar la cantidad de diputados como lo exige la Constitución Nacional en relación al censo o evaluamos con seriedad cambiar la relación de un diputado por cada 33.000 habitantes o fracción que no baje de 16.500 (art. 45 CN).
Hay que volver a dos senadores por Jurisdicción-Provincia y que esos senadores sean representantes del Poder Ejecutivo provincial.
El diseño constitucional de ultra presidencialismo con anabólicos necesita una urgente desintoxicación. Debe recortarse el poder presidencial. Hay opciones y sugiero algunas: podemos delegarlos en una figura de Jefe de Gabinete, que puede ser un representante de la mayoría elegido por Asamblea General del Congreso. Podemos delegar poder en el Congreso.
En este diseño de poder, otro de los grandes temas tabú, es el sistema federal, del que todos declaman pero nadie lo discute en serio. Qué representación política institucional tienen las regiones, con lazos productivos.
Una Constitución Nacional con un mejor Poder Judicial, es impresdindible, urgente y necesario.
Las recetas económicas parecen no funcionar en Argentina, por distintas pujas de poder económico, en donde en la mesa de negociación el poder político se encuentra debilitado. La mayoría de las incorporaciones de caracter meramente político en la reforma de 1994, en mi opinión han demostrado su fracaso.
40 años de democracia ininterrumpida, con una reforma constitucional hace casi 30, nos demuestra que es tiempo para reformar la Constitución.
En Argentina nunca es momento para discutir los problemas de fondo porque siempre estamos discutiendo coyuntura.
Así nos va.